Impacto de los conflictos internacionales en la transición energética

*Licy Benzaquén Gonzalo[1]

En los últimos meses, la gran influencia de Rusia sobre la política y la economía mundial ha sido ratificada, sobre todo en el continente europeo. Una de las consecuencias más importantes que han sufrido prácticamente todos los países de Europa, es la limitación al acceso a fuentes de energía, específicamente, al gas natural. Para entender la magnitud de esta circunstancia, debemos empezar por responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la participación de Rusia en el mercado del gas natural?

Gazprom es la principal compañía productora de gas natural en el mundo, la cual fue fundada en el año 1989 durante el colapso de la Unión Soviética y actualmente, el Estado ruso es accionista mayoritario de dicha compañía[2]. Esto quiere decir que, Rusia controla más de la mitad del capital de Gazprom.

Al mes de mayo del 2022, el porcentaje de la dependencia energética en términos de suministro de gas de Rusia a favor de otros países de Europa se representaba como sigue[3]:

Así, teniendo en consideración dichas cifras, es evidente que uno de los principales recursos energéticos de Europa se encuentra monopolizado por el Estado ruso, habiendo países que dependen al 100% de la importación del gas natural para tener acceso a este recurso. Esta situación es totalmente alarmante y demuestra la suma importancia de que cada Estado tenga independencia o al menos relativa accesibilidad con respecto a la producción y consumo de recursos energéticos.

Como consecuencia de la ocupación rusa en Ucrania, esta última se ha visto obligada a interrumpir una de las rutas por las cuales circula el gas desde Rusia hacia el resto del continente. Ello generó que Rusia imponga sanciones a las distintas filiales europeas de Gazprom, cortando vías clave que abastecen de gas a la Unión Europea.

Por esto, Gazprom Germania, la filial que suministra gas a Polonia y Alemania ha cortado sus líneas (el gasoducto Yamal-Europa) y por ende, estos dos países ya no reciben le gas que antes les era suministrado por dicha filial. La consecuencia directa de esta situación ha sido el disparo inmediato del precio del gas natural en Europa, lo cual es de gran preocupación por parte de los gobiernos y ciudadanos, ya que los climas extremos que hay en el continente, ocasionan que éste sea dependiente de la calefacción para los meses de frío, y el aire acondicionado para los meses de calor.

Ahora bien, ¿cómo se relaciona todo esto con el proceso de la transición energética?

A medida que aumentan los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra, también lo hacen las temperaturas medias globales y el nivel del mar. La combustión de carbón, gas natural y gasóleo para obtener electricidad y calor es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, siendo el dióxido de carbono el principal contribuyente.

El proceso de la transición energética es una vía para la transformación de la matriz energética mundial de la base fósil a la de “cero carbonos” para la segunda mitad de este siglo. Uno de los primeros pasos dados por muchos países del mundo ha sido el desarrollo y la promoción de centrales eléctricas basadas en fuentes renovables, como la eólica, la solar, la térmica, etc. En otras palabras, la transición energética es un proceso a nivel global que tiene como principal objetivo cambiar los métodos para la generación de energía que son nocivos para el medio ambiente por otros que disminuyan la huella de carbono en nuestra atmósfera.

Esto quiere decir que, se debe fomentar que cada sector de la producción de un país -entiéndase transporte, industria, minería, entre otros como el servicio público de electrcidad- podrían utilizar otras fuentes de energía y diversos métodos para cubrir sus necesidades energéticas, de forma eficiente y amigable con el medio ambiente.

En definitiva, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha despertado interés con carácter de urgente por el proceso de transición energética por parte de los países que conforman la Unión Europea. En pocas palabras, la guerra en Ucrania está acelerando la transición energética e impulsa la inversión sostenible. Diversos representantes del sector empresarial y funcionarios públicos de alto rango en Europa coinciden en que la guerra entre Rusia y Ucrania ha acelerado el proceso de la transición energética, que inicialmente se iba a realizar poco a poco, y por ende, la inversión en proyectos de energía alternativas también incrementará[4].

Los planes de cada gobierno europeo con respecto a la inversión pública se enfocarán cada vez más en lograr una transición ecológica, y la descarbonización de la economía de cada Estado. Incluso, la Agencia Internacional de la Energía[5] -conocida como IEA, por sus siglas en inglés- ya ha presentado un plan de 10 puntos para reducir la dependencia del gas ruso, el que incluye una mayor inversión en los recursos renovables.

Dentro de los 10 puntos presentados por la IEA, se buscará acelerar el desarrollo de la energía eólica y solar, incrementar el almacenamiento de energía, maximizar el recurso de la energía nuclear y acelerar el despliegue de las bombas de calor para sustituir las calderas de gas.

Evidentemente, la Unión Europea se encontraba ya comprometida con lograr una economía con cero emisiones de gases de efecto invernadero al 2050, y así cumplir sus objetivos del Pacto Verde Europeo. La invasión rusa sobre Ucrania simplemente le pone el acelerador. Para cumplir con dicho objetivo, la Comisión Europea[6] ha elaborado un nuevo Reglamento[7] sobre taxonomía[8] de la UE, el cual desarrolla seis (6) objetivos ambientales: (i) mitigación del cambio climático, (ii) adaptación al cambio climático, (iii) uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos, (iv) transición a una economía circular, (v) prevención y control de la contaminación, y (vi) protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas[9].

Asimismo, el nuevo Reglamento de taxonomía de la UE define la “actividad económica sostenible”, sobre la base de dos criterios: (i) contribuir al menos a uno de los seis objetivos ambientales enumerados en la Taxonomía, y (ii) no causar daños significativos a ninguno de los otros objetivos, respetando los derechos humanos básicos y la regulación laboral.

Un gran ejemplo para América Latina:

Como hemos explicado en los párrafos anteriores, el continente europeo se ha visto afectado directamente por el conflicto ruso-ucraniano, no obstante, Latinoamérica no es ajena a sus consecuencias. El precio de la gasolina ha incrementado sustancialmente en un plazo muy corto, y esto ha afectado a los costos de todas las industrias, y por supuesto, al bolsillo de todos los consumidores.

Consideramos que, el despertar de los países europeos va a tener como consecuencia un impacto positivo en la economía mundial y en el medio ambiente. América Latina no debería esperar a que éste u otros conflictos de mayor escala impacten directamente en su desarrollo energético. Como se ha mencionado en párrafos anteriores, existen diferentes herramientas y métodos para avanzar en el proceso de la transición energética.

Uno de estos métodos difundidos es el almacenamiento de energía. Actualmente, los métodos más comunes para almacenar energía son las baterías. Sin embargo, se utilizan sobre todo para dispositivos con una vida útil corta o media o que deben recargarse con frecuencia. Como la vida útil de estas baterías es limitada, se necesitan proyectos de inversión en almacenamiento de energía a gran escala.

El almacenamiento de energía está vinculado al uso eficiente de las energías renovables. En efecto, dado que las fuentes renovables provienen de la naturaleza, su generación también depende de diversos factores ambientales, como las estaciones del año, la meteorología o el momento del día en que la fuente esté disponible, como en el caso de la generación solar, por ejemplo.

Por tanto, el almacenamiento de dichos recursos permitirá que, en los momentos en los que una determinada fuente renovable no esté disponible para generar en un momento concreto, se pueda utilizar la energía que se almacenó cuando esa fuente estaba disponible.

Actualmente, existen tecnologías que permiten transformar y almacenar la energía de forma eficiente. Por ejemplo, el bombeo hidroeléctrico, que es el sistema de almacenamiento a gran escala más eficiente y genera cantidades importantes de energía limpia de forma rápida y económica. Otro tipo de tecnología son los supercondensadores, que son dispositivos capaces de almacenar grandes cantidades de energía eléctrica en forma de cargas electrostáticas, sin producirse reacciones químicas, y pueden cargarse y descargarse en pocos segundos. Son ideales para responder a los picos de demanda de energía o a breves interrupciones del suministro[10].

Adicionalmente a estos métodos, existen más tecnologías de almacenamiento, como las baterías de litio, que han surgido como el «futuro del almacenamiento».

Una de las grandes características de los países de América Latina es la variedad de climas y microclimas que pueden existir en un mismo territorio, así como la gran cantidad de recursos que pueden ser obtenidos del medio ambiente, sin producir un impacto negativo relevante en éste. Por ello, el almacenamiento de energía es una de las herramientas ideales para poder alcanzar el objetivo de la transición energética.

Otro método que contribuye al proceso de transición energética es la implementación de instalaciones de generación distribuida. La generación distribuida es un tipo de generación eléctrica que se caracteriza porque la demanda de energía se encuentra en el mismo lugar o muy cerca de donde se genera, y en ese sentido, no es necesario el transporte de dicha energía por medio de redes eléctricas desde instalaciones centralizadas y alejadas a su lugar de consumo final, como tradicionalmente se ha realizado.

Actualmente, gran parte de la energía es generada a partir de fuentes centralizadas, como las grandes centrales hidroeléctricas, centrales termoeléctricas a gas o diesel, entre otras, y generalmente estas centrales se encuentran en sitios alejados a los lugares en donde se va a realizar el consumo final, ya que la electricidad se transporta mediante sistemas de transmisión y distribución. Si bien este sistema centralizado de generación ha sido utilizado durante muchos años, también ha ocasionado que un porcentaje significativo (8.5%) de energía generada se pierda en las etapas de transmisión y distribución eléctrica[11].

Por esto, en el marco de la transición energética, resulta no solo importante sino también necesario diversificar la matriz energética nacional y global, por medio de la utilización de fuentes renovables como la solar y eólica, por mencionar algunas. De esta manera, la generación distribuida y la utilización de sistemas eléctricos más pequeños y cercanos al centro de consumo final permitirá evitar la pérdida de tanta energía desde su lugar de generación hasta el consumidor final.

Si bien hemos mencionado un par de caminos que conducen hacia la transición energética, las acciones que están adoptando los países del continente europeo deben servir como ejemplo para América Latina. La transición energética es un proceso que debe ser implementado por todos los países de manera simultánea y urgente, para beneficiar al desarrollo económico, el medio ambiente, y la calidad de vida de todos nosotros.


[1] Con la colaboración de Flavia Scaramutti Rodríguez

[2] Fuente: https://elpais.com/internacional/2015/04/22/actualidad/1429716751_331400.html

[3] Fuente: Diario español “El País”: https://elpais.com/internacional/2022-05-12/rusia-cortara-el-envio-de-gas-a-europa-a-traves-de-polonia.html

[4] Rosa Duce, director de inversiones de Deutsche Bank en España; Luis Buceta, vicepresidente de CFA Society Spain; José Carlos Méndez, dircom de Evo Banco; Silvia García-Castaño, directora general de Inversiones y Productos de Tressis; Sebastián Velasco, director general de Fidelity; Matthias Buck, director para Europa de Agora Energiewende; Emmanuel Macron, presidente de Francia; Annalena Baerbock, ministra de asuntos exteriores de Alemania y Kathrin Henneberger, parlamentaria del Partido Verde alemán. https://www.eleconomista.es/inversion-sostenible-asg/noticias/11698650/04/22/La-guerra-en-Ucrania-acelera-la-transicion-energetica-e-impulsa-la-inversion-sostenible.html; https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente  

[5] La IEA está compuesta por 31 países miembros, y trabaja con los gobiernos y la industria para forjar un futuro energético seguro y sostenible para todos. https://www.iea.org/about

[6] La Comisión Europea es el órgano ejecutivo de la Unión Europea, que decide las prioridades políticas y estratégicas de la UE. Comisión Europea, web oficial (europa.eu)

[7] La taxonomía europea es una parte del desarrollo reglamentario de la Comisión Europea que pretende vincular al sector financiero en la consecución de los objetivos de descarbonización de la economía europea y en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Con este sistema se pretende reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles. Y, para ello, se crea un sistema de clasificación de las actividades económicas a los efectos de fijar el grado de sostenibilidad medioambiental de estas. https://www.garrigues.com/es_ES/noticia/es-taxonomia-europea-actividades-sostenibles-surge

[8] La “taxonomía” es la clasificación u ordenación en grupos de cosas que tienen unas características comunes.

 

[10] Fuente: https://www.iberdrola.com/sostenibilidad/almacenamiento-de-energia-eficiente

[11] Fuente: https://elcomercio.pe/economia/peru/sector-electrico-pierde-hasta-el-80-de-la-energia-producida-para-llegar-a-clientes-finales-rmmn-noticia/?ref=ecr


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