La transición a la economía circular como aliado clave en la lucha contra el cambio climático

*Natalia Zúñiga Arbildo

En el último mes, a raíz de la publicación del último informe del Grupo de Trabajo I del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés), se ha expuesto que los efectos del cambio climático se han acelerado y extendido en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto, por lo que urge reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de manera inmediata y efectiva. La intención del presente artículo no es resumir los hallazgos presentados en el referido Informe del IPCC; sin embargo, los alarmantes resultados que ahí se han expuesto [1] son útiles para introducir y sustentar por qué es cada más urgente la transición de la economía lineal hacia la economía circular. FIGUERES y RIVETT-CARNAC, en su libro «The future we choose: Surviving the climate crisis”, señalan que frente a la evidencia científica de que hemos alcanzado varios límites planetarios, muchos profesionales coinciden en que lo que se necesita hacer es transitar hacia una economía regenerativa, una economía que opera en armonía con la naturaleza, minimizando los residuos, reutilizando y dándole valor a los recursos usados [2]. Así pues, debe quedar claro que no será posible enfrentar la situación climática si es que no cambiamos la forma en que la economía ha venido operando.


Afortunadamente, el término ‘economía circular’ (“EC”) viene sonando con mucha más fuerza en diversos ámbitos y a nivel global; sin embargo, es una transición que recién está empezando. Al 2020, se reportó que la economía global era únicamente 8.6% circular, quedando aún una amplia brecha por cerrar [3]. En efecto, la EC surge como una alternativa frente a la economía lineal, que ha sido el sistema que ha regido nuestra economía históricamente y que está basado en tomar, producir y descartar (en inglés, ‘Take, Make, Waste’). De acuerdo a este modelo lineal, las industrias y empresas extraen materiales, emplean energía y mano de obra en la producción del bien que buscan poner en el mercado, para que finalmente el consumidor final lo deseche cuando este ha cumplido con su vida útil. Con este enfoque lineal, que no administra responsablemente los recursos, se incrementan las emisiones de GEI, y en consecuencia, la crisis climática [4].


Entonces, para entender a qué nos referimos con la EC, podemos hacer referencia a la definición de la FUNDACIÓN ELLEN MACARTHUR, que la define como un sistema industrial que es restaurativo y regenerativo por planificación y diseño; que reemplaza el concepto ‘fin de la vida útil’ por la restauración, transitando hacia el uso de energías renovables, eliminado el uso de insumos tóxicos (que impiden la reutilización), y enfocados en la eliminación de desperdicios mediante un mejor diseño de los materiales, productos, sistemas y modelos de negocios [5]. En pocas palabras, la EC parte de una transformación en la manera en la que se han venido produciendo y usando los bienes y los recursos. Por ello, al analizar el concepto de EC, se incorporan también las 4 ‘R’: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar. No obstante, como lo identificó KIRCHHERR, REIKE y HEKKERT, el pilar del reciclaje ha estado mucho más presente en las políticas públicas, a diferencia de los otros pilares; y, de la revisión de 114 definiciones por los referidos autores, se encontró que en un 79% de las mismas el componente más comun era el del ‘reciclaje’, seguido por el de ‘reutilizar’ [6]. Debe quedar claro que la EC es mucho más que el reciclaje, e involucra diferentes tipos de acciones que ya se vienen implementado por algunas empresas. Por ejemplo, las plataformas colaborativas, los suministros circulares, los servicios como productos, proyectos que maximizan la vida útil de los bienes, o que buscan recuperar los recursos, entre otros.


De igual manera, la EC tiene el potencial de acercarnos cada vez más a los objetivos de desarrollo sostenible, buscando mitigar el agotamiento de los recursos y la degradación ambiental. La sostenibilidad o desarrollo sostenible involucra tres pilares de manera armónica sin priorizar uno sobre el otro: el ambiental, social y económico [7]. En esa línea, coincido con KIRCHHERR et al., cuando señalan que es problemático que un modelo circular únicamente involucre uno o dos de los tres pilares (por ejemplo, un modelo económico que no involucre los impactos y aspectos sociales en su cadena de valor) [8]. En efecto, cuando hablamos de EC, hablamos de una reforma completa del sistema en el que venimos operando, partiendo por analizar, desde el diseño, los efectos negativos y positivos de los productos que queremos poner en el mercado, con el objetivo de mitigar cualquier tipo de impacto al medio ambiente y a la sociedad.


Ahora bien, la FUNDACIÓN ELLEN MACARTHUR argumenta que la EC “completa la imagen sobre qué se necesita para enfrentar la crisis climática» [9]. En efecto, identifica que si bien un alto porcentaje de emisiones globales proviene del sector energía, y por ello, los planes de mitigación están ciertamente enfocados en energías renovables y en la eficiencia energética; el porcentaje restante (45%) está directamente relacionado con la producción de bienes y el uso del suelo; por lo que hace falta abordar la problemática del cambio climático desde la economía circular [10]. Ahora, nos preguntamos: ¿cómo la EC puede contribuir con la lucha contra el cambio climático? Al diseñarse productos y bienes que se mantenga en uso por más tiempo se están evitando mayores emisiones de GEI respecto a la producción de nuevos materiales, y también evitando que los materiales terminen en un botadero o incinerados. Por ello, la EC exige que los productos se diseñen “para desmontaje, modularidad, capacidad de reparación, flexibilidad, reciclaje, o compostaje a fin de permitir la reutilización, reacondicionamiento, remanufactura o regeneración» [11]. En específico, con la reutilización de productos y componentes, así como con la recirculación de materiales se pueden evitar altos porcentajes de emisiones de GEI. Por otro lado, se ha estudiado que la EC podría contribuir en la resiliencia frente a los efectos del cambio climático. “La base empírica es relativamente sólida en el sector agrícola, con hallazgos que sugieren que existe una relación positiva entre las prácticas de agricultura regenerativa y la resiliencia climática» [12].


Pues bien, hay evidencia de que es necesario y urgente poner sobre la mesa la transición hacia la EC en la agenda climática, ya que permitirá reforzar las medidas de mitigación y las estrategias que hasta ahora han venido implementado los diferentes países, mayormente enfocadas en energías renovables y eficiencia energética [13]. De hecho, en el Perú, se viene trabajando para lograr esta transición. Con la entrada en vigencia de la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, en el 2017, se reconoció a la EC como principio en la gestión integral de los residuos sólidos [14]; de igual manera, se estableció un nuevo régimen de manejo de residuos sólidos, consistente en la minimización de la generación de residuos en origen, priorizandose la recuperación y valorización material y energética de los residuos generados. En esa línea, recientemente, se ha suscrito de manera voluntaria el Pacto Peruano por una Economía Circular entre diversos actores de la economía [15].


Por otro lado, el Plan Nacional de Competitividad y Productividad (2019-2030), aprobado mediante Decreto Supremo N° 237-2019-EF, identifica como objetivo prioritario a la Sostenibilidad Ambiental, apuntando hacia una mejor utilización de los recursos naturales y a la adopción de métodos de producción y patrones de consumo que fomenten el tránsito hacia una EC. Como medidas aprobadas en el Plan Nacional respecto a la EC están (i) la aprobación de hojas de ruta hacia una economía circular en el sector industria, pesca y agricultura; así como (ii) la suscripción de Acuerdos de Producción Limpia, como instrumentos que facilitarían la incorporación de prácticas de EC en procesos productivos. En ese sentido, mediante Decreto Supremo N° 003-2020-PRODUCE, publicado el 19 de febrero de 2020, se aprobó la Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Industria, que contempla un grupo de acciones o medidas que serán implementadas por distintas autoridades del Gobierno; y, mediante Resolución Ministerial N° 0189-2021-MIDAGRI, se ha publicado el proyecto de la Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Agrario y Riego. Estas Hojas de Ruta identifican qué falta hacer desde las políticas y regulaciones a efectos de alcanzar la tan ansiada transición hacia la EC, y establece distintos hitos a corto, mediano y largo plazo para lograrlo. Definitivamente, este es un avance relevante que demuestra la intención política y el interés de los diferentes actores de redefinir el modelo economico, enfocandolo en el bienestar ambiental y social; aún queda pendiente su implementación por el Gobierno, pero la colaboración del sector privado y los consumidores es clave en este momento.

Referencias:

* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. MSc en Política y Regulación Ambiental. Asociada senior del área de Recursos Naturales y Medio Ambiente del Estudio Echecopar (asociado a Baker McKenzie International). Es especialista en temas de Derecho Ambiental; y, actualmente es colaboradora de la ONG «Hecho por Nosotros», con status consultivo por las Naciones Unidas, apoyando en la creación de herramientas para crear e implementar negocios circulares y sostenibles en América Latina.

[1] Para referencia sobre los principales hallazgos, pueden revisar la siguiente publicación: https://www.bloomberg.com/news/articles/2021-08-09/ipcc-report-on-climate-science-5-key-takeaways?srnd=green De igual manera, en el siguiente link, se puede ubicar el Informe completo: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/
[2] FIGUERES, Christiana & Tom RIVETT-CARNAC. (2020). The Future We Choose: Surviving the Climate Crisis. New York, United States, Alfred A. Knopf.
[3] CIRCLE ECONOMY. (2021). The Circularity Gap Report 2021. Amsterdam, Circle Economy.
[4] ELLEN MACARTHUR FOUNDATION. (2019). Completando la Imagen: Cómo la economía circular ayuda a afrontar el cambio climático.
[5] ELLEN MACARTHUR FOUNDATION. (2012). Towards the Circular Economy: Economic and Business Rationale for an Accelerated Transition.
[6] KIRCHHERR, Julian; Reike, Denise & Hekkert, Marko. (2017). Conceptualizing the circular economy: An analysis of 114 definitions. Resources, Conservation and Recycling, Volume 127, pp. 221 – 232.
[7] MORSELETTO, Piero. (2020). Targets for a circular economy. Resources, Conservation and Recycling, Volume 153, pp. 104553.
[8] KIRCHHERR, Julian; Reike, Denise & Hekkert, Marko. (2017). Conceptualizing the circular economy: An analysis of 114 definitions. Resources, Conservation and Recycling, Volume 127, pp. 221 – 232.
[9] ELLEN MACARTHUR FOUNDATION. (2019). Óp. Cit., p. 18.
[10] Ibíd.
[11] Ibíd., p. 22.
[12] Ibíd., p. 45.
[13] CIRCLE ECONOMY. (2021). Óp. Cit.
[14] Artículo 5 del Decreto Legislativo N° 1278, Decreto Legislativo que aprueba la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos:
“a) Economía circular.- La creación de valor no se limita al consumo definitivo de recursos, considera todo el ciclo de vida de los bienes. Debe procurarse eficientemente la regeneración y recuperación de los recursos dentro del ciclo biológico o técnico, según sea el caso.”
[15] El Pacto se suscribió entre actores del Gobierno (Ministerio del Ambiente, Ministerio de Producción, Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego; y Ministerio de Comercio Exterior y Turismo); del sector privado (tales como la Cámara de Comercio de Lima, la Sociedad Nacional de Industrias, la Sociedad Nacional de Pesquería; la Asociación de Gremios de la Pequeña Empresa del Perú, Asociación de Productores Ecológicos, Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional); de la academia (Universidad del Pacífico, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Universidad Nacional de Ingeniería, Universidad Nacional de San Agustín, Universidad Católica San Pablo, Universidad Continental y la Universidad Católica de Santa María) y por parte de la cooperación internacional (Sistema de las Naciones Unidas, Delegación de la Unión Europea en el Perú, Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), Embajada del Reino de los Países Bajos en el Perú). Información obtenida de: https://www.gob.pe/institucion/minam/noticias/505494-gobierno-sector-privado-universidades-y-la-cooperacion-internacional-suscriben-el-pacto-peruano-por-una-economia-circular

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