¿Es la tecnología la solución a todos nuestros problemas?

Por María Fe Torrejón Rodríguez*

El Estado de Emergencia Nacional y el aislamiento social obligatorio nos han obligado a adaptarnos en muchos sentidos y a asumir nuevos retos en el camino. Uno de estos es la adaptación tecnológica por parte de un Poder Judicial caracterizado por un duro formalismo. La posibilidad de presentar escritos mediante correo electrónico en procesos de todas las especialidades que se tramitan a través del Expediente Judicial Electrónico; jueces y secretarios trabajando remotamente; digitalización de expedientes; y, el uso de “Google Hangouts” para llevar a cabo audiencias virtuales, es hoy una realidad.

Incluso, hace unos días se puso a disposición del público un aplicativo web denominado “Módulo de Atención al Usuario”, permitiendo efectuar pedidos de mero trámite y gestiones de impulso procesal en línea, sin tener que salir de casa y hacer las interminables colas a las afueras del Poder Judicial. Antes de la declaración del Estado de Emergencia, muchas de estas medidas resultaban inimaginables, aunque la digitalización hubiera iniciado ya en algunos juzgados.

Se han dado pasos importantes hacia una justicia moderna que nos alejan de una “justicia de papel” caracterizada por la falta de recursos, sobrecarga procesal y trabajadores judiciales rodeados de cerros de expedientes sin orden aparente. Pero esto no quiere decir que se han resuelto todos los problemas. Por el momento, continúa el desorden, la falta de digitalización de expedientes y la demora en el trámite de los procesos.

Prueba de lo anterior es el comunicado emitido el 14 de julio en el que el propio Consejo Ejecutivo del Poder Judicial informó que “con el objetivo de evitar la congestión de documentos ante la eventualidad de su masiva presentación a partir del reinicio de atención al público, el próximo viernes 17 de julio, los señores Presidentes de Salas, magistrados de Juzgados Especializados y de Paz Letrados y administradores de módulos, deberán disponer lo pertinente a fin de que en los respectivos órganos jurisdiccionales se proceda, desde ahora, a la impresión de escritos y demandas que deben tramitarse como expedientes físicos, para su respectiva compaginación y proveído en trabajo remoto o presencial, según sea el caso”.

¿Cuán útil puede ser una Mesa de Partes Electrónica si se va a seguir imprimiendo todos los documentos que se presenten virtualmente? Claramente, el Poder Judicial no ha logrado aún que todas las medidas que ha adoptado se extiendan por todas sus sedes y se conviertan en herramientas útiles, tanto para los administradores de justicia, como para las partes y abogados litigantes. Y hasta que eso no suceda, el avance tecnológico no será realmente un avance importante.

Esto no quita que se haya comprendido la importancia de la tecnología en nuestro día a día (hoy más que nunca) y que la falta de adaptación nos condenará a la extinción. Pero la tecnología no es la solución a todos los problemas. Primero es necesario eliminar viejas costumbres y aprovechar estas nuevas formas para agilizar trámites, para así darle a la tecnología una utilidad dentro de nuestro sistema de justicia. El principal obstáculo no es tecnológico, es cultural y humano.

Veamos un caso concreto en el que estos factores pueden influir en la utilidad de una herramienta digital: las audiencias virtuales. ¿Estamos seguros de que estas tendrán el mismo impacto que una presencial? La evidencia sugiere que los testimonios presenciales son más persuasivos que los virtuales, en parte porque es más difícil generar empatía a través de una pantalla.

Un estudio liderado por Sara Landström[1] estudió los efectos de los testimonios dados por 12 testigos (6 de los cuales decían la verdad y otros 6 mentían) que presenciaron un accidente de tráfico ficticio. Estos testimonios fueron brindados a 122 jurados a través de dos medios: cara a cara y en un video. Los jurados calificaron en una escala del 1 al 7 el nivel de confianza que dichos testimonios les generaron. Los resultados mostraron que las declaraciones cara a cara fueron percibidas más confiables que las que fueron vistas por video (promedio de 4.3 contra 3.61, respectivamente).

Este estudio demuestra que las herramientas tecnológicas, aunque útiles de muchas maneras, tienen por delante barreras humanas que dificultan explotar su efectividad. Una pantalla nos permite comunicarnos fácilmente a la distancia y decir lo mismo que diríamos en persona, pero se percibe que una audiencia física o una entrevista presencial con un juez es más real, persuasiva o que transmite mejor el mensaje. Y visto cómo pensamos, quizá no falta razón.

Vivimos en un país en el que la penetración de Internet a nivel nacional aún bordea el 75%, y cuya población en general aún muestra gran desconfianza realizar operaciones en línea o incluso lo hace sin tener muy claro qué está haciendo[2]. Esta desconfianza y falta de conocimiento sobre un adecuado uso de la tecnología ciertamente tendrá un impacto en cómo manejamos audiencias virtuales y cuán persuasivas puedan ser las partes a través de ellas.

Un buen camino para cambiar esto empieza por dejar formalismos de lado, desde el uso de una corbata o una medalla para una audiencia que se lleva a cabo en el comedor de nuestras casas, hasta la impresión de documentos que podemos revisar en la computadora. Pero aún más importante, empezar a perderle el miedo a la tecnología y tratar de generar una conexión humana a pesar de la distancia.

Es cierto que la experiencia física no es igual a la virtual, pero la tecnología, sea elegida o impuesta por las circunstancias, nos da la oportunidad de adaptarnos y superar barreras, de buscar alternativas para potenciar la experiencia digital y aprovechar sus beneficios. Para ello es importante reconocer que a pesar de las facilidades, la tecnología aún nos cuesta, pero que al final del día de nada nos servirán las soluciones que diseñamos si no tenemos en cuenta el factor humano.

*Asociada de Baxel Consultores

REFERENCIAS

[1] LANDSTRÖM, Sara, GRANHAG, Pär Anders y Maria HARTWIG. “Witnesses Appearing Live Versus on Video: Effects on Observers’ Perception, Veracity Assessments and Memory”. En: Applied Cognitive Psychology 19(7). Noviembre 2005.

[2] Así lo vienen señalando reportes sobre transacciones e-commerce e interacción en línea en el Perú. Ver, por ejemplo:

https://asep.pe/wp-content/uploads/2019/08/Reporte-de-industria-del-eCommerce-Peru-2019-eBook.pdf

http://www.datum.com.pe/new_web_files/files/pdf/2019%20Ecommerce%202019.pdf

https://landing.isil.pe/wp-content/uploads/2019/05/habitos-de-consumo-online-2019-v2-2.pdf

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